Orient-Express. El tren de Europa by Mauricio Wiesenthal

Orient-Express. El tren de Europa by Mauricio Wiesenthal

autor:Mauricio Wiesenthal [Mauricio Wiesenthal]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: S2
ISBN: 9788418370090
editor: Acantilado
publicado: 2020-11-12T05:00:00+00:00


16

MISIA SERT Y LA ESTRATEGIA DE LAS ALAS DE LAS MARIPOSAS

Después de cruzar el Canal, llegamos a Boulogne, donde nos esperan—formados en la estación—los carruajes de la Compagnie des Wagons-Lits. Hay tiempo para pasear un momento por el andén contemplando estos vagones de color azul nocturno con el escudo de los leones dorados.

—Nuestros Pullman son más alegres—me dice, con un susurro confidencial, la señora inglesa—. Estos trenes continentales en color azul oscuro son, ¿cómo le diría?, un poco tristones… un poco belgas.

—No se indisponga con los belgas—le advierto, con una sonrisa—, que Julio César decía que eran los hombres más arrojados y valientes del continente.

Los belgas fueron también el alma de estos trenes, y en Bélgica nació Georges Nagelmackers, el fundador de Wagons-Lits. Recuerdo que, de niño, había copiado estos colores para hacerme un escudo de madera. No sé si era mi vocación de maquinista o que el blasón de los leones rampantes me hacía sentirme el Chevalier des Wagons-Lits.

—Pas de cigarettes, boissons?

Hemos llegado a la Aduana. Todos los países comienzan con una aduana y una garita de policía. En mis tiempos buscaban alcohol y cigarrillos. En la época de mis padres perseguían incluso las cerillas…

«He entregado a los aduaneros de todos los países—decía lady Diana en la Madone des Sleepings—el perfume de mis maletas y el secreto confidencial de mis lencerías».

El aduanero debe de estar enfadado, porque la toma con mis corbatas.

—Lleva usted más de doce corbatas. ¿Acaso las vende?

—Nunca se sabe lo que puede ocurrir. En 1965 estaba en Darjeeling, en las plantaciones de mi mujer, cuando nos llegó la noticia de la muerte de sir Winston Churchill. Menos mal que llevaba en la maleta una corbata negra, y pude vestirme para cenar…

El gendarme sonríe al fin, pero se ha quedado intrigado con uno de los libros que llevo en mi maletín, y que tiene una mariposa en la cubierta. Mira atentamente el dibujo de las alas, y me observa inquisitorialmente, con el ceño fruncido. Debe de conocer la historia de Robert Baden-Powell, el fundador del movimiento Boy Scout, que viajó muchas veces en el Orient-Express, cuando trabajaba como agente de Inteligencia. Su historia es tan apasionante como la de James Bond. Se movía entre Viena, Budapest, los Balcanes y Estambul, bajo la apariencia de un coleccionista de mariposas; aunque ocultaba bajo la axila su pistola de agente secreto.

Viajaba cargado con tarros en los que conservaba insectos en formol, y llevaba siempre consigo sus cazamariposas y cuadernos de campo con los dibujos de sus amados lepidópteros. Esta afición le permitía acceder a lugares aislados y con poca vigilancia, perdidos en lugares estratégicos que él quería cartografiar. Cuando subía al Orient-Express, ordenaba a los auxiliares del tren que cerrasen la calefacción de su compartimento y mantuviesen las ventanillas abiertas, ya que el calor dañaba a sus colecciones. Y, en los minuciosos dibujos que hacía de las alas de las mariposas, iba disimulando los planos de las fortificaciones. Bastaba aumentar de tamaño los esquemas y unirlos para tener un informe



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